La historia de la humanidad nos muestra extremismos que permanecen luego en el recuerdo de los vivos por generaciones. Extremismos innecesarios para todos menos para las mentes enfermizas atacadas de soberbia y locura superior a lo comprensible. Los extremismos llevan sufrimiento a quienes tienen que padecerlos sin entender como un semejante puede generar tanto daño. Muchas veces confundidos con libertad de expresión. Los extremismos son reincidentes, casi inextinguibles y los seguiremos padeciendo. Salvo que eduquemos al soberano. Protesta por el resultado electoral en la Catedral Metropolitana.
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