miércoles, 7 de mayo de 2014

Dr. Octavio A. Batista.




Recordatorio de su fallecimiento (06.05.1991).

Nació el 19 de enero de 1909 en la ciudad de Tucumán. Sus estudios secundarios estuvieron cargados de dificultades por cuestiones económicas de la familia.
Para poder ingresar a la Universidad trabajó en el ferrocarril que unía Tucumán con Santiago del Estero.
Culminó sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Litoral el 13 de abril de 1935 radicándose en San Eduardo, pequeña población del sur de Santa Fe. Fue médico cirujano, partero y clínico durante 55 años sin interrupciones.
La familia ha rescatado su lugar de trabajo, su consultorio, sus cosas, sus afectos, sus recuerdos, sus anécdotas, su integridad, su abnegación y su desinterés por lo económico para que eventualmente pueda servir de ejemplo y que sus actitudes para con el paciente y el prójimo sean una estela que siga latiendo silenciosamente.
Su actuación como MEDICO RURAL, como MEDICO DE FAMILIA, como MEDICO CLÍNICO, siempre dispuesto a sacar del apuro a todo aquel que lo necesitara. En 55 años de médico se extienden como hacia el infinito los pacientes que tuvo. El no tenía feriados. Atendía las 24 horas e iba hasta donde lo necesitaran. Al principio viajaba en carro, con viento, lluvia o calor no dudaba en llegar a los lugares más recónditos para ayudar a sus pacientes. Al necesitado no sólo de su asistencia como profesional, sino también a veces de una palabra de aliento o de la palabra tranquilizadora que podía actuar muchas veces como el mejor medicamento. Fueron tantos los años que atendió que muchas generaciones lo tuvieron como medico de la familia. Atendió hijos, padres, madres destacando siempre sus cualidades humanas por sobre todo. Los pobladores de San Eduardo y sus descendientes lo saben y lo han reconocido.




Los últimos acontecimientos de su vida también dejaron su impronta, la impronta de la entereza y de su capacidad para evaluar las situaciones médicas, aunque en éste caso con la tristeza de haber sido el su propio paciente. Quizá la situación más difícil para un médico.
Así, el 6 de mayo de 1991 Octavio Arturo Batista se fue, pero dejando un bagaje de recuerdos, anécdotas, enseñanzas, en síntesis, un estilo de vida digno de imitar, no sólo para los colegas médicos, sino para todos aquellos que tienen alguna profesión o trabajo. Dejó un modelo a seguir. Un modelo de fortaleza, humildad, solidaridad, entereza y coherencia.

Su historia en este link.

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