Detrás de cada cada madre, de cada padre, de cada niño, se teje una historia de vida. Una triste historia que nunca podrá ser revertida. No podrán integrarse. Les será imposible salir de la situación por si mismos. Han perdido la batalla en esta vida. Gana la piratería, que sin barcos filibusteros ni cañones ruidosos, encumbrados en oficinas estelares ganan miles de millones diarios al amparo de gobernantes a quienes los pobres han votado soñando con salir de la pobreza. Poner una mano en el corazón y la otra en el bolsillo deberían los poderosos indiferentes. Reconectar el cerebro con algún sentimiento antes de que sea tarde. Gracias, en esta tragedia, a los solidarios que a lo largo y ancho del país ponen el hombro como pueden.
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