La felicidad no se compra. Hay muchas circunstancias en la vida en la que podemos ser felices con poco. Muchas veces en la carestía se encuentran los mejores sentimientos. Muchas veces en el exceso de bienestar se encuentran los callejones sin salida. Cuando creas que has perdido la chispa, que miras para un lado y otro y no encuentras la felicidad, pues te sientas un momento a meditar. Mira, aquí nada más, como un padre que vive en la pobreza ve a su querida hija como una princesa y ella a su papá como un rey. Mira que alegría... que felicidad. Aquí no hay ansiedad, ni mal carácter, ni insatisfacciones…Brillan en la nada. A veces es necesario cerrar los ojos y agradecer lo que tenemos.
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