Las caídas, los retrocesos, el sentirse avergonzado por la incapacidad de resolver razonablemente una situación, la impotencia, deben servir para recapacitar, no para rendirse. Algo siempre puedo estar haciendo mal, en algo puedo estar equivocado. Sin embargo cada sacudón sirve para poner las ideas en orden, replantearse muchas cosas y hacer el esfuerzo siguiente. No es fácil pero peor es no intentarlo. Nunca es tarde, nunca debemos dejar de soñar, nunca debemos rendirnos. He pasado tantas renegadas que he perdido la cuenta, pero cada una fue un llamado de atención. Cada paso complicado me ha servido para arrancar con una nueva esperanza. En la carrera me permito pensar que esta es la última, pero en el descanso miro como sigue el programa de la vida y como voy a tratar de resolverlo.
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