Los hijos de los corredores, que los acompañan en las carreras, algunos corren con ellos, ahí los veo carrera tras carrera, pequeños y pequeñas mirando todo este ambiente casi circense que se va armando. Siempre pienso si ellos estarán aburridos sin saber bien que hacer durante las dos o tres horas que dura el evento. Quizá hubiesen preferido estar jugando con sus amigos de edad en otras latitudes y no precisamente aquí. Sin embargo se a ciencia cierta que cuando tengan veinte y tantos o treinta y tantos años recordarán estos días, estas competencias, y sin ninguna duda los asaltará la emoción de haber visto a su padre o su madre corriendo con pasión una competencia en la que no ganaban nada más que el empeño sano, fraterno, afectuoso. Se podrán aburrir hoy, pero nunca olvidarán con admiración y orgullo en el mañana haber visto a sus padres corriendo estas maratones de la vida. En el día del niño que tengan el mejor regalo de cada mamá y cada papá... maravillas de cada familia.
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