Cada vez que muere un amigo en alguna competencia vuelve la polémica sobre las condiciones físicas, los controles, las responsabilidades de los organizadores, las individuales y los eventuales certificados médicos. Los certificados médicos tienen valor hasta que salimos del consultorio. Creo que las organizaciones y los organizadores hacen lo mejor posible para permitirnos correr. Desde los aspectos legales, de prevención, de asistencia, seguros, paramédicos, etc. Sin embargo en tantos miles que corremos es imposible prever todo. El cuerpo humano es muy complejo y el evento desgraciado puede estar a la vuelta de cualquier esquina y en cualquier momento. Que las organizaciones tengan su objetivo económico no significa que no traten en general de hacer lo mejor posible. Somos nosotros mismos responsables de nuestras posibilidades y nuestro estado. Incluso en la carrera donde debemos tener la mesura de amigarnos con nuestras posibilidades y no dar ese tranco de más por un resultado que le gane al amor propio y en el que podemos perder la vida. Somos una familia muy saludable en la que a veces ocurre un evento triste y nos debe llamar a la reflexión para revisar nuestro estado físico y nuestro límite deportivo como corresponde.
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