Los gustos “exóticos” tienen un alto costo en nuestra salud. Entre ellos el consumo de azúcar, sal y bebidas cola entre otros. Su consumo se corresponde con hábitos que deben corregirse. Salvo excepciones y situaciones muy especiales. Pero estas no deben licenciar y exagerar en el agregado como muchas veces se hace. La sustitución por edulcorantes artificiales o sales de otro tipo no corrige el hábito, no mejora nada e incluso muchos de estos son potencialmente cancerígenos. Nuestra dieta cubre las necesidades fisiológicas sin necesidad de agregados. Hipertensión, colesterol, obesidad, diabetes, ACV... todos problemas asociados a estos exóticos. Eliminarlos de la mesa debe ser objetivos de todos. Por lo menos a los niños. En algún momento de su vida le pasarán la cuenta. Los adultos somos responsables.
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