Llega una edad que pasa, pasa que te vuelves indiferente. Ya no luchas por tus posturas, te reconcilias contigo y eres prioridad. Te invade un gran silencio. Quizá es la soledad en que vas quedando, quizá que no reconozcan tus andares ni tu presencia, quizá que ya no haces falta, quizá que no quieres más discusiones ...vaya a saber por cuantas razones te das la mano con una soledad que te acompaña, que antes no tenías y que ahora se ha instalado. Pareciera que es irremediable este andar solitario. Quizá te dejan solo para que subas en paz esta última ladera. Aunque todos tienen sus propias ocupaciones y sueños en los que hay poco lugar. El tiempo es inexorable. Llega el día que debes pedirte a ti mismo y andar en paz con tu presente y tu futuro. Solo orar que se nos conceda una mente y un cuerpo sano. Un alma fuerte que no tenga miedo a la muerte. Saber que la virtud es el único camino para una vida tranquila. Y que al final, está virtud, será la mejor herencia que puedes dejar.
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