sábado, 31 de agosto de 2019

Jubilados...

Mis queridos amigos jubilados son un mojón ejemplar en la ruta de cada argentino. Las dificultades que afrontan lo hacen con valentía y el esfuerzo de vivir cada día es un ejemplo fantástico para sus hijos y gobernantes que los ignoran. Es un honor verlos luchar, así debe interpretarse, valorar y nadie debe avergonzarse. Y, quienes coincidan, pondrán todo su esfuerzo, su capacidad e interés en que ello ocurra para que esta recta final que transitan sea con afecto, cariño y sin miserias. Miserear un remedio, una moneda o la atención médica es vergonzoso. La sociedad que no comprende debe sacudir sus sentimientos. Vengo con mucha tristeza a expresar estos conceptos por razones valederas y sin respuestas de quienes deben darlas en el Estado y la clase política privilegiada. Yo no pido nada para mi porque estoy en condiciones de afrontar la adversidad a la que me condenan. Pero mis queridos amigos y amigas ya bastante problemas tienen con sus vidas en todo sentido para que los que pueden y deben no les den lo mínimo que merecen sin que se considere un privilegio. La patria no es el himno, ni la bandera, ni la arenga vacía. La patria es el sentido de responsabilidad social y el respeto a la razón. Que Dios nos ayude. 



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