Es el principal acto de higiene que podemos hacer cuando regresamos a casa. Cada vez que manejamos dinero, o tocamos cosas en un supermercado, las barandas de las escaleras, las manijas de las puertas, o aún cuando estrechamos las manos saludando, estamos llenando nuestras manos de una inmensa cantidad de gérmenes portadores de las más diversas enfermedades, que a su vez se las transmitimos a medio mundo Si modificamos esta situación adquiriremos un hábito saludable.
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