Esta enfermedad es un trastorno neuro degenerativo crónico que conduce a una incapacidad progresiva, producida como consecuencia de la destrucción de las neuronas pigmentadas. Clasificada como un trastorno del movimiento, la enfermedad de Parkinson también desencadena alteraciones en la función cognitiva, en la expresión de las emociones y en la función autónoma. La nutrición y la actividad física son factores preventivos de la enfermedad. Los últimos avances apuntan al papel protector de los flavonoides, sustancias presentes en alimentos de origen vegetal como las manzanas, las naranjas y su jugo, las uvas o el té verde. Alimentarse en forma sana y realizar actividad física tienen múltiples beneficios para un horizonte más independiente en las personas afectadas.
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