Los desafíos valen la pena. Nos permiten vivir de manera magnifica. Desafíos notables porque a veces son abrumadores. Sirven porque es demostrar que las situaciones, por complicadas que sean en la vida, pueden revertirse. Casi nunca son sencillos. Hay que meter esfuerzo para modificar y mejorar, cambiar hábitos instalados y aplicar disciplina que las personas normalmente no lo hacen porque van por la más fácil. Cuando lo intentas todo vuelve a tener brillo. Un nuevo reto, un nuevo sueño, otro proyecto que le dan sabor a la vida. Mientras que nuestro andar lo permita. Hasta que la última curva, inexorablemente, nos separe. Vengo a recordarte que hasta entonces podemos soñar y superarnos. Vale la pena. El fracaso comienza cuando cesa el esfuerzo. No te achiques. Abrazo Juanca.

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