Vengo aquí en nombre de todos los jubilados al borde de la vida a decir que tenemos poco para festejar en este día. Cada vida es una maravilla que debe cuidarse y honrarse. Y no la están cuidando ni honrando. Vengo a pedir que al final de ella ninguno quede solo misereando la jodida vida que le toca. Que los responsables de siempre y el sistema tengan respuestas. Que no nos hagan sentir vergüenza de la edad y las circunstancias. Que nos traten con cariño y respeto. Que no nos sometan a humillaciones e injusticias. Muchos están resolviendo sus problemas con estoicismo y resignación, pero hay cientos de miles en situación extraordinariamente precaria. Que tristeza. Conecten cerebro con corazón señores que no tenemos nada para festejar.
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