Resolver la desigualdad es una obligación de quienes tienen responsabilidad de gobierno, de los legisladores, de la justicia, de los representantes de los trabajadores, de todas las entidades con posibilidades. Deben resolverla, no la ignoren ni la subestimen. La pobreza es resultado de la corrupción explícita o implícita, de la incapacidad de mover sentimiento y esfuerzo de gobierno en el sentido correcto. Debemos llenar el plato, debemos educar, los niños deben crecer sanos, deben tener igualdad de oportunidades. No hay fiesta más trágica que la que estamos viviendo. Cada vez hay más miseria a resolver. Estamos ante una tragedia inmensa. Casi la mitad de los niños están en una situación de extrema precariedad. La historia los recordará sin ninguna duda como responsables de tanto daño.
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