Tienen dinero que no es del esfuerzo propio para sobornar. Las leyes no los alcanzan. No rinden cuenta nunca de los millones mal habidos. Cuestionan jueces, procedimientos, impugnan, postergan, meten cuanto palo en la rueda encuentran para tapar una verdad que está a la vista. Son los yo no fui. Miserables y miserias de la justicia que en un periquete mete preso al que robó una bicicleta. Hay una sociedad honesta, desanimada y absorta que mira que la corrupción de estos infelices la supera y que la justicia no les llega. Estamos cansados de este festival de los yo no fui. Las leyes para el pueblo. Para los poderosos la impunidad. Y a sumarle los honorables con privilegios impropios, pasajes fantásticos y jubilaciones de oro. Con los millones de los nadie, de ninguneados con hambre y de jubilados en la lona, es hora que alguien los ponga en caja y al país en orden.
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