Hay trabajos de la comunidad científica sobre los beneficios del ejercicio físico en la prevención o atenuación del coronavirus, además del barbijo, distancia e higiene. La actividad física cotidiana mejora la inmunidad y por lo tanto la capacidad de defenderse frente a las infecciones. La mala alimentación y el sedentarismo son enemigos de la salud y del sistema inmunitario. Son innegables los beneficios cardiovasculares y la mejora de la capacidad pulmonar en cualquier actividad física. Vengo a comentarlo ante la posibilidad de que las autoridades la vuelvan a prohibir. En los espacios abiertos, en forma individual, no hay posibilidades de contagio. Mejoramos nuestra inmunidad y el estado emocional. Moverse es magia y salud. No la prohíban.
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