Debemos movernos para que nuestro corazón trabaje y se fortalezca física y espiritualmente. Dormir ocho horas diarias, tener una actitud positiva durante el día, manejar las emociones, reeditar nuestro cariño a quienes queremos, no consumir tabaco, alcohol con moderación, cuidar de los hábitos alimenticios, tomar suficiente agua, comer verduras, frutas y tener contacto en las redes sociales para reconectar nuestras vinculaciones con un mundo que parece lejos pero que está a nuestro lado.
Vivir honesta y ordenadamente, no apurarse y estarse tranquilo. Salir de los encierros, ir al aire libre, respirar aire puro, apreciar la naturaleza…. Esta imagen, fantástica, resume alegría y estado físico gracias a la magia del movimiento y de los hábitos saludables.
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