El poder, ciego de su propia finitud, se abre paso a puro tiro en una ilusión de impunidad que finalmente no tiene. Los de ayer, los de hoy y los que vendrán que no aprenden de los que fueron. Miserables, asesinos, amigos de jueces genuflexos y corruptos que finalmente su único legajo será un prontuario imborrable y una lápida vergonzosa. A 24 años te seguimos recordando con inmensa tristeza querido José Luis.
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