Cuanta tristeza, que conmovedor, que curva tan escabrosa que nos toca doblar culpa de un sistema que nos ha robado el dinero que hemos aportado, nos defrauda al final del camino, que abandona miserablemente y arrumba a lo bruto a cuanto viejo cruza en el camino considerando que es un gasto. Cada uno en su misera circunstancia. Algunos abandonados en un bar. Otros golpeados física o espiritualmente. Otros limitados en todo sueño. Culpa de un sistema que tiene por objetivo liquidarnos. No vengo aquí a pedir que se iluminen porque no habría pila que alcance. Vengo a recordar que toda vida es una maravilla que debe cuidarse y honrarse. Y esto no ocurre, jubilados estafados de dinero y sentimiento al filo del colapso y de la vida. Miren sus manos por favor. Verán que no están limpias. Pongan la mano en el corazón. Verán que no late. Miserables insensibles.
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