El domingo 23.06.2019 fui a correr mi tercer 42 k a Rosario. Un día fantástico. Yo había entrenado muy bien y conocía perfectamente mi estado y como transitaría hasta los 21 k, y como estaría en los 30 k. Apliqué desde antes del día de la carrera y el día las logísticas que se conocen para estos desafíos. Tenía todo prolijo, hasta mis pensamientos eran positivos. Iba fantástico pero en el km. 13 me dí cuenta que algo no estaba bien. Me comencé a cansar y estar fuera de mi ritmo. En el km 15 tenía el estado miserable que esperaba tener en el km 30. Me propuse llegar al km 21 por honor. Allí llegue destruido y dolido por este abandono.
Yo acarreo una discapacidad pulmonar importante (-25 %) culpa del cigarrillo que dejé hace 20 años. No lo percibo en condiciones normales, salvo que limita mi velocidad. Pero el domingo la alta humedad relativa nos afectó a todos en forma anormal en el traslado de oxígeno a los músculos. Mi pobre capacidad pulmonar exponenció el problema y me pasó una factura a la que nunca me había enfrentado.
Vengo aquí por un lado a disculparme por mis expectativas erradas, pero también para que quienes fumen consideren el daño eterno e irreversible que produce el cigarrillo y, si pueden, por ustedes y el futuro que les queda, traten de dejarlo.
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