Muchas veces los discriminados no han hecho nada ni hacen nada para que la situación en la que se encuentran se modifique. Y cuando su actitud o su vida nos afecta puede ser que no estemos discriminando sino ejerciendo un derecho básico. Por ejemplo a la señorita de la moto bien podríamos decirle que no la queremos sentada a nuestro lado en el asiento de un bus y no la estaríamos discriminando sino haciéndole ver que el desorden en su propia vida no tiene porque afectarnos. O no la podríamos tomar en un empleo en los que el espacio sea reducido por muy razonables que fuéramos. Hay cientos de situaciones en la que los discriminados tienen derecho a sentirse afectados. Y cientos de situaciones en las que afectan a los que los rodean. Ahora cuando sienta que lo discriminan mírese un momento y vea si tienen razón o no.
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