Estar en la encrucijada, en la inmensa duda sobre nuestra salud y que el final puede estar a la vuelta, te lleva a imaginar ese final, a pensamientos retorcidos, despedidas virtuales, crucificado en una realidad impensada e inexorable. Esto lo sabemos todos los que hemos tenido un derrotero dudoso y cruel. Causa angustia y es turbador. Vengo aquí a contarlo breve para que, todos, además de cuidar su salud, revisen su estado en tiempo y forma. Para que las contingencias puedan ser corregidas. No tengan miedo a los controles. Nada peor que demorarse e ignorar síntomas. Que cada día puedas levantarte y agradecer estar sano y vivo.
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