lunes, 16 de julio de 2018

El daño del cigarrillo es irreversible.

El 17 de julio de 1999 dejé de fumar, espantado porque me habían diagnosticado un pólipo maligno en la vejiga. El daño que provoca el cigarrillo es irreversible. Tanto si termina con la vida provocando un cáncer, como si produce una disminución de la capacidad pulmonar. Cada cigarrillo que se fuma nos consume un poco. Doy gracias a Dios y la medicina haber superado este cáncer. Por haber fumado mi capacidad de función pulmonar es un 25 % menor al promedio. Por mucho que corra, que me esfuerce, que vaya a fondo al gimnasio, no mejorará nunca. Lo perdido es irrecuperable. Dejarlo es posible. Sin humo y oxigenado vale la pena la vida. No la pierdas. 


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