Cuando una niña muere, todos morimos un poco. Cuando se va, aún sin saberlo ni quererlo, y aunque nunca supimos de ella morimos también de tristeza por esta pequeña inocente que no pudo vencer este destino, que no pudo o no le permitieron doblar las curvas que la vida le puso por delante. Nos abrumamos enormemente por ella y sus papas, nos destroza no poder hacer nada para que siga brillando en la vida, nos muere un poco a cada uno.... Angustia complicada que estruja el corazón sin remedio...Para que no muera, empujaremos con nuestro corazón, con nuestros pensamientos, con fuerza y sentimiento y le tomaremos sus pequeñas manos llevándola en un ruego esperanzador que ayude a sus padres de la forma que sea y que Magda pueda seguir estando aquí con nosotros. Y con ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario