Cuanta tristeza, que curva tan escabrosa nos toca doblar culpa de un sistema que nos ha robado el dinero que hemos aportado, nos defrauda al final del camino, que abandona miserablemente y arrumba a lo bruto a cuanto viejo cruza en el camino considerando que es un gasto. Cada uno en su misera circunstancia. Algunos abandonados en un geriátrico. Otros golpeados física o espiritualmente. Otros limitados de todo sueño. Culpa de un sistema que tiene por objetivo liquidarnos. Jubilaciones que de 500 dólares bajaron a 120. Un virus generado en un maldito laboratorio chino que mata todo lo que toca de más de 65 años. No vengo aquí a pedir que se iluminen porque no habría pila que alcance. Vengo a recordar que toda vida es una maravilla que debe cuidarse y honrarse. Viejos, jubilados estafados de su dinero y sentimientos al filo del colapso y de la vida esquivando planificaciones maquiavélicas. Miserables insensibles gestores de un genocidio fantástico. Vaya a saber como la naturaleza les conectó el cerebro con el corazón. Vaya a saber.
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