Resolver la pobreza en el país es una obligación de quienes tienen la responsabilidad de gobierno, de los legisladores, de la justicia, de los representantes de los trabajadores y de todos los estamentos del Estado. Negar, sostener que es un problema cultural es propio de necios, con propósitos que rayan la criminalidad porque no permiten resolverla al desconocerla. Cuantificarla ayuda a visibilizar la magnitud del desastre pero no la soluciona. Diagnósticos que esquivan el nudo: la pobreza es resultado de la corrupción, de unos y de otros, y de la incapacidad de mover sentimiento y capacidad en el sentido concreto. La realidad es que debemos ayudar a llenar el plato y proveerles de agua potable. La realidad es que debemos educarlos. La realidad es que deben crecer sanos. No hay fiesta. Hay mucha miseria a resolver. Dejarla solo en manos de los solidarios es muy triste.
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