En el deporte
hay familias que dejan una larga y ancha estela con su ejemplo. Tenemos el
privilegio de ver carrera tras carrera a “Los Ullua”. Campeones, pequeños de
edad y tamaño, grandes de corazón y entusiasmo llevados de la mano por sus
padres que descubren asombrados como esta generación les responde deportiva y
afectivamente. Alegría que se refleja en sus rostros ya curtidos de tantas
carreras y podios. Los vemos precalentando pequeños leopardos detrás de su
padre con seriedad mayúscula. Corren y se han tomado el correr como cosa seria.
Corren, disfrutan y nos admiran con su empeño infinito. Van a fondo con su
tranco y su espíritu contagiando a propios y extraños. Grandes campeones de la vida de hoy y del mañana.
Juventud admirable, hijos dilectos y padres ejemplares que corren empujando su
existencia por la ruta de la vida de la mano de la magia del movimiento.
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