martes, 24 de noviembre de 2020

Hoy ya no le tengo miedo a nada...

 Llega una edad que pasa, pasa que te vuelves más indiferente. Te invade un gran silencio. Quizá es la soledad en que vas quedando, quizá que no vean tus andares ni tu presencia, quizá que ya no haces falta, quizá que no quieres más discusiones ...vaya a saber por cuantas razones te das la mano con una soledad que te acompaña, que antes no tenías y que ahora se ha instalado. Pareciera que es irremediable este andar en solitario. Quizá te dejan solo para que subas en paz esta última ladera. Aunque sabemos que todos tienen sus propias ocupaciones y cada uno sus sueños en los que hay poco lugar para uno. El tiempo es inexorable. Llega el día que debes pedirte a ti mismo y andar en paz con tu presente y tu futuro. Solo debemos orar que se nos conceda una mente y un cuerpo sano. Un alma fuerte que no tenga miedo a la muerte. Saber que la virtud es el único camino para una vida tranquila "Orandum est ut sit mens sana in corpore sano". Al final, está virtud, será la mejor herencia que puedes dejar.



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