La corrupción genera un daño terrible en la sociedad. Cada peso mal habido es un niño sin alimento, una niña sin zapatillas, un padre sin trabajo, un jubilado en la lona o una familia angustiada al borde de la miseria. Los corruptos no producen nada y se creen inocentes. Tienen dinero que no es del esfuerzo propio para sobornar. Las leyes no los alcanza y si los alcanza los protege. No rinden cuenta de millones cuando el pueblo debe rendir el centavo. Perdieron la sensibilidad y equivocan el rumbo de sus propias vidas causando mal a miles. Acumulan fortunas que no les pertenecen y que no podrán gastar en su vergonzosa vida que tiene vencimiento. Lo peor no es lo que les pase a ellos, corruptos, sino que condenan y desaniman a la sociedad honesta impidiendo vivir dignamente. La corrupción de los miserables, de los que nos quieren convencer que no fueron, de los "yo no fui", ladrones que destruyen y matan sin tirar una bala. No tienen perdón ni historia que los exculpe y reivindique. Juanca.
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