En el deporte hay muchos amigos con capacidades especiales. Tenemos la suerte de poder compartir cada tanto una carrera con ellos. La realidad es que no los sentimos diferentes y ellos no nos sienten diferentes a nosotros. Este sentimiento nivelador surge porque corren a la par sin concesiones ni ventajas, y hay una transferencia mutua de cariño, amor filial y comunicación de altísima sinceridad. Aprendemos en la circunstancia de la vida que nos cruza con ellos, que en todas las curvas podemos doblar juntos, acelerar a fondo y abrazarnos fraternalmente en la meta. Una meta que nos espera en cada carrera, carreras que nos sacuden el corazón por tener la posibilidad de acompañar y querer a quienes lo necesitan mucho. Ponernos a la par es un privilegio.
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