Los payasitos en barras paralelas tienen mucho que decirnos... Ellos representan, silenciosamente, la actividad física, la diversión, la magia del movimiento y el afecto. Cuando los dejas allí arriba siempre que pases lo saludas, le hablas de tus cosas y escuchas las de él, le das unas vueltitas para ver que viven como nosotros y nos alegran el momento. Construirlos es una cuestión fantástica y maravillosa porque requieren de trabajo y en cada momento estuve con los mejores pensamientos para quienes lo recibieron, y se pintan de afecto y deseos, y de corazón los llevo a quienes de una u otra forma nos han conmovido por alguna razón en la vida. Es una forma de estar donde no podemos estar, una manera de saber que un instante brillará la alegría y la luz en cada pensamiento. He construido un ejército de decenas que partieron a todo el mundo a darles una sorpresa maravillosa. Mayra, trasplantada del corazón en el Garraham lo llevó consigo, Emi un joven autista, Lucas un hermoso niño adoptado en Uruguay, Cabito una querida doctora en España, Franchu mi amigo de Jesús María, los niños del Comedor Mimarte, Juan Cruz de Tucumán, muchos queridos con leucemia que lucharon junto a tan incondicional y querido amigo que los acompañó en tan difícil lucha. Todos fueron bautizados por mi. Este, querida Euge, que con cariño infinito te envío hoy lo llamaremos Estenito en honor a tu querido Papi y a tu Abuelo que tanto bien hacen por sus queridos pacientes cada día. Espero se porte bien, que te alegre cada mañana y que te acompañe en muchos de tus hermosos momentos que tienes por delante. Debe portarse bien porque yo lo he educado para que así sea. Pero si no ocurriera te doy permiso para que le des un coscorrón y 10 vueltitas. Te dejo un besito. Juanca.
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